Escándalo de Vacunas Perú ¡Fue soborno!| Declaración única de Aduanas, 31/08/2020

Martín Vizcarra: mintió hasta el final. Es su fin.


Con las vacunas regaladas e inoculadas por lo bajo el laboratorio chino Sinopharm aseguró su venta y logró que desde el gobierno del Perú se saboteara cualquier otra compra. Por eso se petardeó la negociación con Pfizer aduciendo “un asunto de soberanía”. La cárcel debe esperar a los implicados.

La vacunación en secreto a una larga lista de personajes, entre  funcionarios de alto rango, políticos, diplomáticos, médicos, empresarios, consultores, lobistas y otros, es el hilo de la madeja de un trama montada para favorecer al laboratorio chino Sinopharm en la carrera vertiginosa por la compra de vacunas contra el coronavirus.

A través de la entrega irregular de 3,200 dosis adicionales de su vacuna experimental, Sinopharm consiguió que el gobierno de Martín Vizcarra le concediera la prioridad absoluta en la compra de los fármacos, por encima de otros laboratorios internacionales, como Pfizer/BioNtech, según indagaciones realizadas por este semanario en el Ministerio de Salud (MINSA) y la cartera de Relaciones Exteriores.

Los acuerdos con Pfizer, AstraZeneca, Johnson & Johnson y otras compañías importantes fueron aplazados mientras el expresidente Vizcarra, su esposa, su hermano y una serie de altos funcionarios de la Cancillería y el MINSA se aprovechaban de sus posiciones privilegiadas para aplicarse a escondidas la candidata a vacuna china.

Este entramado, que hoy es materia de una investigación por delitos de negociación incompatible y concusión en la Fiscalía de la Nación, se mantuvo y se extendió durante el gobierno de Francisco Sagasti.

Casi 100,000 personas murieron a causa del coronavirus, entre ellos 310 médicos, 125 enfermeras y 525 policías, desde que apareció el coronavirus en el Perú hace casi un año, según la base de datos del Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef). A fines del año pasado los contagios aumentaron rápidamente, los hospitales volvieron a colapsar y el oxígeno se acabó debido el rebrote del virus.

Sin embargo, el Comité Multisectorial encargado de negociar la compra de las vacunas no actuó con premura para cerrar los contratos a tiempo. ¿Por qué? La mitad de sus integrantes ya se había inmunizado con las dosis “de cortesía” del laboratorio estatal chino.

Jorge Arturo Jarama Alván, llamado “el zar de las vacunas” en Torre Tagle. Se inmunizó en octubre y fue un personaje clave.

 

En los hechos, la inoculación en secreto del expresidente Vizcarra, la exministra de Salud Pilar Mazzetti, la excanciller Elizabeth Astete y otros funcionarios del más alto nivel que tuvieron a su cargo la compra de las vacunas contra el covid-19 tuvo el efecto de un soborno a gran escala que favoreció a Sinopharm y perjudicó a sus competidores.

A fines de noviembre pasado, cuando la segunda ola de la pandemía  recién empezaba a emerger, el Perú estuvo a punto de convertirse en uno de los primeros países en la región en cerrar un acuerdo definitivo con Pfizer para obtener 9.9 millones de vacunas, de las cuales 1’750,000 dosis debían llegar al país en el primer trimestre de este año.

Las negociaciones estaban tan avanzadas que el laboratorio estadounidese se había comprometido a entregar un primer lote de 50,000 dosis para vacunar a 25,000 peruanos en diciembre pasado, es decir, dos meses antes del inicio de la vacunación oficial en el Perú.

Pfizer envió un proyecto del contrato final al Ministerio de Relaciones Exteriores el pasado lunes 23 de noviembre, seis días después de que Francisco Sagasti asumiera la presidencia de la República. La firma del documento fue programada para el lunes 30 de noviembre.

El contrato, sin embargo, nunca se suscribió en la fecha acordada.

¿Qué sucedió?

La exministra Elizabeth Astete invocando a la vacunación el día que llegó el primer lote. Tremenda hipócrita. (FOTO: PCM).

 

El Ministerio de Relaciones Exteriores, que llevaba las riendas y tenía la última palabra en las negociaciones para la compra de las vacunas, se negó a aceptar dos de las cláusulas impuestas por Pfizer en el documento definitivo, alegando que vulneraban la “soberanía” de nuestro país. Una de ellas exigía inmunidad para el laboratorio y sus subsidiarias a nivel mundial en caso de que las vacunas provoquen efectos secundarios en las personas. El segundo punto planteaba la posibilidad del embargo de cuentas y propiedades del
Estado peruano en caso de que el país incumpliera con el pago de las vacunas.

Dos fuentes de la Cancillería revelaron que el Comité Multisectorial, presidido por el Ministerio de Relaciones Exteriores, nunca tuvo la intención de firmar el contrato con Pfizer en la fecha prevista hasta finiquitar primero el acuerdo con los chinos que ya habían distribuido sus dosis entre los funcionarios responsables de comprar las vacunas.

De hecho, ocho de los 18 miembros del Comité Multisectorial de alto nivel, constituido por el expresidente Martín Vizcarra en agosto del año pasado, fueron vacunados a escondidas con la vacuna experimental china, mientras conducían las negociaciones con los laboratorios, según el registro entregado por la Universidad Cayetano Heredia.

Dos personajes importantes en este negociado son el embajador Jorge Jarama Alván, exdirector de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Relaciones Exteriores y brazo derecho de la excanciller Astete, y el médico cirujano Carlos Julio Castillo Solórzano, asesor en vacunas e inmunización del Ministerio de Salud y “representante alterno” de la exministra Pilar Mazzetti en el Comité Multisectorial de las vacunas.

Germán Málaga, exinvestigador a cargo del ensayo clínico de la vacuna de Sinopharm, declaró que Jarama y Castillo fueron los “dealers” del gobierno en la repartija de las dosis de “cortesía” de este laboratorio. Ambos, según la versión de Málaga, escogieron a los funcionarios públicos, personas de confianza o “invitados” que fueron inoculados con las vacunas de Sinopharm por fuera del ensayo clínico. El embajador Jarama, conocido como el “zar de las vacunas” en la Cancillería, fungió de enlace con la Embajada China en el Perú, bloqueó la firma del contrato final con Pfizer, el 30 de noviembre del año pasado, y se pronunció, finalmente, a favor de cerrar el negocio con Sinopharm para la adquisición de 38 millones de vacunas chinas, a un costo unitario mayor que el ofrecido por los demás laboratorios.

El embajador Jarama aprovechó su conexión con los chinos y su posición privilegiada en el Comité Multisectorial para inmunizarse con la candidata a vacuna de Sinopharm. El pasado 3 de octubre el diplomático recibió clandestimamente la primera dosis. Jarama fue inoculado un día después que el expresidente Martín Vizcarra y su esposa Maribel Díaz Cabello. El embajador se aplicó la segunda dosis el 24 de octubre pasado, es decir, en plenas negociaciones para cerrar el contrato con Pfizer.

Las 3,200 dosis adicionales que ingresaron al país por Aduana. Los chinos de la embajada se quedaron con 1,200. ¿Somos tan poca cosa como país?

 

Jorge Jarama Alván también hizo vacunar a su esposa Darlene Mendizábal Quiñones, a su cuñado Víctor Francisco Mendizábal Quiñones y hasta a su suegra Violeta Quiñones viuda de Mendizábal.

Por si fuera poco, en su calidad de “enlace” con la Embajada China, Jarama decidió qué funcionarios o “invitados” del Ministerio de Relaciones Exteriores debían ser inoculados con las vacunas de Sinopharm, según testimonio del también embarrado doctor Germán Málaga.

“El grupo negociador recibió un lote de vacunas, las tuvo en su poder y dispuso de ellas”, aseguró una fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores. “Tenían estas vacunas chinas y las ofrecían entre ellos como si fueran bocaditos. ¿Te apetece?, ¿quieres servirte una o dos dosis? Así las repartían. Algunos aceptaron, otros no”, contó la fuente.

Hasta ahora se conoce que, además de Jorge Jarama, otros siete funcionarios de alto rango del Ministerio de Relaciones Exteriores fueron inmunizados con la vacuna candidata del grupo Sinopharm.

Ellos son la excanciller Elizabeth Astete Rodríguez, Javier Sánchez-Checa, exjefe del gabinete de asesores del Ministerio de Relaciones Exteriores; el embajador Francisco Tenya Hasegawa, exsecretario general de la Cancillería; Manuel Gonzales Chávez, exdirector general de Asia y Oceanía, así como el exdirector de protocolo de esa cartera Jorge Efraín Lazo Escalante. También fueron vacunados el ministro consejero Óscar Suárez Peña y la asistente Claudia Halabi Almeyda.

La excanciller Elizabeth Astete Rodríguez aprobó la compra del primer lote de un millón de vacunas de Sinopharm, por 94 millones de soles, el pasado 7 de enero. Y recibió a escondidas la primera dosis de la vacuna el viernes 22 de enero, dos semanas antes del arribo a nuestro país de las primeras 300,000 dosis confirmadas del laboratorio estatal chino. Aquel día el Ministerio de Salud registró 3,160 nuevos contagios y 153 muertes a causa de la segunda ola del coronavirus.

Una mujer fallecida por covid-19 en una comunidad shipibo-coniba de Yarinacocha, Ucayali. (FOTO: Hugo Alejos / H13).

 

La extitular de Relaciones Exteriores celebró, emocionada, la llegada del avión con las vacunas chinas y nunca informó al país que ya había recibido clandestinamente una primera vacuna de Sinopharm fuera del ensayo clínico. Astete presentó su renuncia recién el pasado domingo 14 de febrero, cuando ya había explotado el escándalo.

A través de su cuenta de Twitter, la excanciller afirmó que, por haber liderado la estrategia de negociación para la adquisición de las vacunas desde finales de noviembre del 2020, “no podía darme el lujo de caer enferma”. Astete dice, ahora, ser consciente del “grave error” que ha cometido y argumenta que por esta razón resolvió no recibir la segunda dosis.

Lo cierto es que Elizabeth Astete y el embajador Jarama no fueron los únicos funcionarios que actuaron como “topos” de Sinopharm en el Comité Multisectorial encargado de negociar la adquisición de las vacunas.

El 19 de agosto pasado la exministra Pilar Mazzetti designó como su representante alterno en este grupo de trabajo al médico cirujano Carlos Julio Castillo Solórzano, asesor en vacunas e inmunización del MINSA. Castillo, para todo efecto práctico, fue el emisario de Pilar Mazzetti en el proceso de negociación con los grupos farmacéuticos.

El doctor Carlos Castillo Solórzano se coludió con el embajador Jorge Jarama para obstruir la firma del contrato final con Pfizer/BioNtech. Y en octubre pasado se pronunció en contra de que el gobierno suscriba un “convenio vinculante” para asegurar la obtención temprana de un lote de vacunas de emergencia del laboratorio británico AstraZeneca.

La posición del Ministerio de Salud fue que AstraZeneca/Oxford proporcionó “información insuficiente” sobre el fallecimiento de un voluntario del ensayo de esta vacuna experimental en Brasil. Y sobre   dos casos específicos de “mielitis transversa”, afección causada por una inflamación en la médula espinal, presentados durante los ensayos en fase tres de la vacuna de AstraZeneca/Oxford en el Reino Unido.

Germán Málaga: destruyó su reputación y comprometió seriamente la de la Universidad Cayetano Heredia. Nada menos. (FOTO: Presidencia).

 

El expremier Wálter Martos y el excanciller Mario López respaldaron la decisión de suspender temporalmente la firma del contrato con AstraZeneca, lo que benefició a los intereses del laboratorio chino.

El médico cirujano Carlos Castillo Solórzano, el hombre de confianza de Pilar Mazzetti, fue uno de los primeros vacunados solapas. Recibió la primera dosis el 12 de setiembre pasado y completó su inmunización el sábado 3 de octubre.

Castillo, además, fue el “enlace” entre Germán Málaga, el investigador del ensayo clínico de la vacuna de Sinopharm, y la cartera de Salud.

Al menos 50 funcionarios del Ministerio de Salud habrían recibido dos dosis de la vacuna candidata de Sinopharm fuera del ensayo clínico.

Castillo realizó las gestiones necesarias para que la exministra de Salud Pilar Mazzetti, su chofer Juan Carlos Asencio Bermúdez y Rita Abanto Rojas, amiga y colaboradora cercana de Mazzetti, fuesen inmunizados en secreto con las dosis de “cortesía” de Sinopharm.

Gracias a Castillo también se vacunaron el excongresista fujimorista Alejandro Aguinaga Recuenco y su esposa Sonia Weber, así como Patricia García, exministra de Salud del gobierno de Ollanta Humala.

Pilar Mazzetti: su frase sobre el heroísmo de los capitanes que son los últimos en abandonar el barco en peligro quedará para la historieta. (FOTO: MINSA).

 

Castillo dejó el Comité Multisectorial encargado de la compra de las vacunas en enero del 2021 para asumir el cargo de ejecutivo adjunto II del viceministerio de Salud Pública. Mazzetti nombró en su lugar a Mario Tavera Salazar, quien también fue vacunado clandestinamente en setiembre del año pasado. Otros miembros del Comité Multisectorial de alto nivel que se aplicaron en secreto sus respectivas dosis fueron el rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Orestes Cachay; el vicerrector de Investigación de la Universidad Cayetano Heredia, Alejandro Bussalleu Rivera, y el doctor Rafael Suárez Peña, representante de la Presidencia del Consejo de Ministros en el equipo de las vacunas.

La exministra de Salud Pilar Mazzetti, considerada por ciertos periodistas como una “heroína” en la lucha contra la pandemia, fue inoculada a escondidas el 12 de enero pasado. Mazzetti completó su inmunización clandestina el 6 de febrero, mientras las Salas de Cuidados Intensivos y los hospitales colapsaban a nivel nacional.

“Cedí ante la inseguridad y mis miedos”, argumentó Mazzetti en una carta difundida el lunes último por la noche. Sin embargo la exministra de Salud no tuvo ningún reparo en mentirle al país, cuando aseguró en una conferencia de prensa, al lado del presidente Francisco Sagasti, que se iba a vacunar recién cuando todo el personal de primera línea esté inmunizado. “El capitán es el último que abandona el barco. Una vez que todas las personas que trabajan en el sistema estén vacunadas, recién será nuestro momento, como debe ser. Los que estamos a la cabeza de las instituciones tenemos que dar el ejemplo. Yo esperaré mi momento”, fingió Mazzetti el pasado 10 de febrero. Hoy es respudiada por los médicos y enfermeras de todo el país.

Un informe preliminar de la Contraloría General de la República indica que la lista de personas vacunadas que se conoce hasta este momento no es de 487 personas sino de 471 beneficiarios. De ellos, se ha identificado a 122 altos funcionarios y a 26 grupos familiares, todos ellos favorecidos con la aplicación de las dosis de Sinopharm.

Todavía faltan muchos nombres. Las 3,200 dosis adicionales de la vacuna experimental de Sinopharm ingresaron al país el 2 de setiembre del año pasado, vulnerando todas las normas vigentes.

De este lote, 1,200 dosis fueron entregadas directamente a la Embajada de China en el Perú, la misma que hoy, aún después del escándalo, parece ser defendida por la premier Violeta Bermúdez. La delegación diplomática de este país no llega a las 250 personas, por lo que se presume que el resto de las vacunas de Sinopharm fue repartido entre numerosos empresarios vinculados a la comunidad china en el Perú.

Paciente fallecido en el área Covid del Hospital 2 de Mayo de Lima. (FOTO: GIan Masko / H13).

 

La Universidad Cayetano Heredia se quedó con 2,000 dosis, de las cuales 200 fueron para la Universidad Mayor de San Marcos. El doctor Eduardo Ticona, a cargo de los ensayos clínicos en esta casa de estudios, se encargó de elegir quiénes recibirían las vacunas.

El médico Germán Málaga se quedó con 1,800 dosis. De ese total, según las investigaciones en marcha, se aplicaron 942 dosis para inmunizar a 471 personas, entre personal médico relacionado a los ensayos clínicos, políticos, diplomáticos e invitados. Málaga aprovechó esta situación para vacunar en secreto a su esposa y a su hija Ariana Málaga Zúñiga, de 22 años. La hija del doctor Germán Málaga viajó de Europa al Perú especialmente para recibir en secreto la vacuna experimental de Sinopharm. Se le aplicó la primera dosis el 23 de diciembre del 2020 y completó su inmunización el pasado 9 de enero. Una vez que estuvo protegida contra el coronavirus regresó a Europa.

El exviceministro de Salud Luis Suárez-Ognio se vacunó tres veces porque, según alegó, dos dosis de la vacuna china no eran suficientes para generar anticuerpos. Suárez-Ognio incluyó en la vacunación secreta a seis de sus familiares más cercanos y hasta a su chofer.

Después salió en RPP a pregonar su buena fe ante un amistoso Fernando Carvallo.

Se desconoce el destino exacto de las 858 vacunas restantes que quedaron en poder de Germán Málaga en la Cayetano Heredia. Algunas versiones indican que algunas de estas dosis fueron repartidas entre una serie de empresarios del “Comando Vacuna” y demás personajes influyentes que todavía no emergen a la luz pública.

El presidente de la Comisión del Ministerio de Salud que investiga el caso, Fernando Carbone, ya adelantó que la lista final de personas que recibieron clandestinamente las vacunas chinas de Sinopharm podría ser mucho más extensa de lo que se conoce hasta hoy en día.

Carlos Castillo Solórzano, representante alterno del MINSA en las negociaciones: tendrá que darle explicaciones al Ministerio Público.

 

El contralor Nelson Shack señaló que ya se ha identificado a un primer grupo de funcionarios que abusó de sus cargos para vacunarse ellos mismos y a sus familiares, lo que habría vulnerado las leyes vigentes.

Existe, sin embargo, un segundo grupo de funcionarios, además de las exministras Pilar Mazzetti y Elizabeth Astete, que tuvieron vínculos claves con el proceso de negociación para la compra de las vacunas y actuaron, en los hechos, como embajadores de Sinopharm. “En este caso no estamos hablando sólo de una falta administrativa. Es delito penal”, dijo el contralor Shack. La fiscal de la Nación ya ha abierto una investigación por delitos de aprovechamiento indebido del cargo y concusión que podría acabar con el expresidente Vizcarra y otros altos funcionarios de su gobierno y de la administración Sagasti en la cárcel.

La hipótesis del Ministerio Público apunta, precisamente, a un caso de corrupción al más alto nivel con el único objetivo de beneficiar a Sinopharm. Las vacunas chinas, repartidas y aplicadas en secreto a partir de setiembre del año pasado, fueron las prebendas que llevaron a Sinopharm a convertirse en el primer laboratorio en firmar un contrato millonario en la región, un hecho sin precedentes en su estrategia global de ventas. Hasta ahora los únicos países que han aprobado la vacuna de Sinopharm son China, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Pakistán, Egipto, Jordania, Hungría, Serbia y el Perú.

Para concretar sus negocios los empresarios chinos no dejaron nada al azar. Desde el presidente de la República hasta los familiares directos del médico encargado del ensayo clínico fueron vacunados a escondidas, mientras centenares de peruanos desprotegidos y sin privilegios morían a causa del covid-19. Sofía Salas Pumacayo, directora ejecutiva de la Dirección de Productos Farmacéuticos de la DIGEMID, por ejemplo, recibió dos dosis de la vacuna experimental el 12 de setiembre y el 3 de octubre del año pasado. Una vez que ya estuvo inmunizada contra el coronavirus, Salas firmó un documento que autorizó la importación, de manera rápida y excepcional, de los primeros lotes de la vacuna china para vacunar al personal de la primera línea de lucha contra el virus.

Que los investigadores del estudio y el personal médico asociado se hayan aplicado la vacuna experimental china fuera del ensayo clínico indica que tuvieron información de antemano para pensar que esta era segura y presuntamente eficaz. Si esto fuese así, ¿por qué entonces llevaron a cabo un ensayo clínico con 12,000 voluntarios en el Perú?

Lo sucedido significa que los miles de voluntarios que recibieron el placebo pusieron sus vidas en manos de un experimento mal justificado, aseguró el médico epidemiólogo Mateo Prochazka.

Exteriores del Hospital de Emergencias de Villa El Salvador: pena y angustia. ¿Sabrá Sagasti que esto está ocurriendo? (FOTO: César Zamalloa / H13).

 

El escándalo conocido como el “vacunagate” ha desencadenado la indignación en un país que continúa siendo azotado por el covid-19 y sus mutaciones, más peligrosas que el virus primigenio de Wuhán.

Al cierre de esta edición, el ministro de Salud Óscar Ugarte admitió que la curva de contagios y muertes sigue incrementándose de manera acelerada en el país. Las regiones que registran más números de infecciones y fallecidos por covid-19 son Lima Metropolitana, el Callao, Huánuco, Pasco, Junín, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac e Ica.

El miércoles último, según el Ministerio de Salud, se reportaron 225 muertes confirmadas por coronavirus. El SINADEF contabilizó, en cambio, 784 muertes en las últimas 24 horas, es decir, tres veces más que la cifra oficial dada a conocer por el gobierno de Francisco Sagasti. El número total de fallecidos en el SINADEF desde que empezó la pandemia del coronavirus, en marzo pasado, es de 100,435 casos.

Todos los indicadores revelan que el virus seguirá en ascenso, mientras no se inmunice a, por lo menos, el 70 % de la población.

Otros países de la región, como Chile o Brasil, ya llevan más de un millón de vacunados, mientras que en el Perú la cifra del personal sanitario inmunizado todavía no ha alcanzado las 100,000 personas.

Fuente: Hildebrant en sus trece, Edición pagada, fotos y contenido pertenecen al diario digital